Ninguna técnica está exenta de complicaciones, aunque las técnicas implicadas en la cirugía íntima femenina son muy seguras.
En las primeras horas de la intervención es normal que haya un sangrado, como una menstruación pero más abundante. Si esta sangre quedase retenida se produciría lo que se denomina hematoma quirúrgico, y a veces es necesario realizar una punción para evacuarlo.
Los primeros días después de la intervención hay riesgo de infección. Por ello se proporciona un antibiótico para prevenirla, pero como es una zona húmeda se requiere una higiene muy minuciosa.
La pérdida de sensibilidad es la complicación más grave que puede tener esta cirugía. Por suerte, en manos expertas, este riesgo es muy pequeño.