Ninguna cirugía está exenta de complicaciones, aunque las técnicas más modernas de liposucción son muy seguras.
Los riesgos de sangrado o de infección son actualmente muy bajos, y se pueden minimizar aún más con tratamiento antibiótico después de la cirugía.
Antes era frecuente la aparición de irregularidades, hundimientos o piel fláccida. La incidencia de estas complicaciones se ha reducido drásticamente con las nuevas técnicas y con una indicación mucho más cuidadosa en cada paciente.