Ninguna cirugía está exenta de complicaciones, aunque las técnicas más modernas de lipoabominoplastia han hecho de esta intervención una técnica muy segura.
Durante las primeras horas hay riesgo de acumulación de sangre en los tejidos de la cirugía, que es lo que técnicamente se denomina hematoma quirúrgico. Esto sucede en las horas inmediatamente posteriores a la cirugía, cuando aún se está ingresado en la clínica, y se soluciona realizando una punción y evacuándolo.
Los primeros días también hay riesgo de infección. Normalmente se proporciona un antibiótico para evitarlo y se pautan unas curas sencillas. También se pueden acumular otro tipo de líquidos, estos muchos más claros, que técnicamente se denominan seromas. El tratamiento de los seromas consiste en realizar punciones repetidas hasta que conseguimos vaciarlos y que desaparezcan.
En personas mayores (>65 años), fumadores o diabéticos hay riesgo de necrosis. La necrosis es la falta de irrigación en los tejidos, que hace que las cicatrices tarden más en cerrase y que requieran curas posteriores.