La cirugía íntima incluye un conjunto de técnicas que permiten mejorar la estética del área genital femenina.
No hace mucho tiempo estas técnicas consistían exclusivamente en el tratamiento de las deformidades de los labios menores, lo que se denomina nimfoplastia. Desde hace unos años nos hemos dado cuenta de que lo que llamamos estética vaginal es un conjunto harmonioso de estructuras, y no sólo unos labios menores pequeños, sino que se requiere una harmonía con los labios mayores, el capuchón del clítoris o el mismo pubis.
Por eso, actualmente, las técnicas de estética vaginal incluyen tratamientos de los labios mayores, los labios menores y el pubis. La combinación de posibilidades es infinita, con pacientes que tienen que aumentar un componente y reducir otro, reducirlo todo o aumentarlo todo. Es obligatorio ser muy cuidadoso en el diagnóstico y en las técnicas que se eligen.
PUBIS
Con el paso de los años el pubis tiene tendencia a acumular grasa, y muchas veces empeora con algunas enfermedades endocrinas, o incluso por variaciones rápidas de peso. Estos cambios a veces son muy notables, pero otras no somos conscientes de ellos hasta que no mejoramos una zona vecina (como después de una abdominoplastia).
Hay dos tipos de técnicas que se pueden utilizar para mejorar un pubis sobresaliente que se ha deformado: las liposucciones, cuando el problema es un exceso de grasa; y las dermolipectomías, cuando al exceso de grasa tenemos que añadir un exceso de piel. Las condiciones del tejido subcutáneo púbico, que es especialmente areolar, hacen que las técnicas que se utilizan sean diferentes de las que se utilizan en el resto del cuerpo.
Labios mayores
Los labios mayores pueden ser más grandes de lo normal, y será necesario reducirlos; o pueden ser más pequeños de lo normal, y será necesario aumentarlos. Con la edad, y sobre todo con los adelgazamientos muy rápidos, los labios mayores tienen tendencia a vaciarse y en este caso lo que se requiere es rellenarlos de nuevo.
En cualquiera de las tres situaciones los labios mayores tienen que recuperar una forma correcta para que el resultado global de la vagina sea agradable. Uno de los defectos que tenía la concepción antigua de la cirugía vaginal es que centraba toda su atención en los labios menores. Actualmente somos conscientes de que lo que en realidad da una apariencia joven a una vulva es su correcta relación entre los labios mayores y los menores.
Labios menores
Los labios menores que requieren tratamiento son habitualmente mucho más grandes de lo normal o su aspecto no es harmonioso respecto a los labios mayores, necesitando una cierta corrección de su forma.
Hay diferentes técnicas para reducir o modificar la forma de los labios menores. Antes se realizaba un corte recto, dejando un aspecto artificial a los labios. Ahora, las técnicas más modernas permiten crear unas formas redondeadas naturales, y esconder la cicatriz en la parte interna mucosa, dejándola prácticamente invisible.
La parte que no se trata habitualmente es el capuchón del clítoris. Es muy importante que el capuchón del clítoris tenga una forma adecuada y harmoniosa con los labio menores. Muchas de las veces que no se trata el capuchón del clítoris y sí que se reducen los labios menores, nos encontramos con el resultado de un capuchón aún más salido, empeorando el resultado global de la cirugía. Por ello es muy importante la valoración completa de toda el área genital.
La cirugía íntima es un conjunto de técnicas diferentes que sumadas forman un global. Se debe huir de patrones determinados y se tiene que intentar personalizar al máximo la cirugía para obtener los mejores resultados. Por eso el diagnóstico es la herramienta fundamental para planificar la cirugía y poder asegurar el resultado.
Las técnicas de cirugía íntima femenina son muy seguras en manos expertas, y también relativamente rápidas.
Antes de la intervención es necesario realizar unos estudios preoperatorios para asegurar que la paciente está sana y que podemos operar con las máximas garantías.
La anestesia utilizada normalmente es la local con sedación. Es decir, se induce un sueño suave para poder aplicar anestesia local a la zona, y una vez la zona está dormida la paciente puede escoger entre continuar dormida durante la intervención o estar despierta sin notar dolor. En algunas ocasiones también es posible anestesiar de cintura para abajo.
La duración de la intervención depende de la suma de tratamientos que se realicen, pero en general hablamos de entre 45 minutos y 1 hora y 30 minutos.
Después de la intervención es necesario llevar ropa interior ajustada y una compresa durante la primera semana. El alta se da a las pocas horas de la intervención.
El postoperatorio es muy variable. En general, cuantos más tratamientos hagamos a la zona más lenta es la recuperación. Las técnicas de cirugía íntima no tienen un postoperatorio muy doloroso, pero si existe una sensación como de peso en la zona genital. Esta sensación de peso se mantiene durante unos 5 días. También hay inflamación severa de la zona que se mantiene de 5 a 7 días.
Es importante no realizar ningún tipo de deporte durante el primer mes. También se recomienda abstención de actividad sexual durante las tres primeras semanas.
La reincorporación al trabajo depende de la actividad física que se realice. Si se desempeña un trabajo de despacho en 3-4 días se puede reiniciar la actividad. Si en el trabajo se realizan esfuerzos será necesario esperar 1 semana.
Ninguna técnica está exenta de complicaciones, aunque las técnicas implicadas en la cirugía íntima femenina son muy seguras.
En las primeras horas de la intervención es normal que haya un sangrado, como una menstruación pero más abundante. Si esta sangre quedase retenida se produciría lo que se denomina hematoma quirúrgico, y a veces es necesario realizar una punción para evacuarlo.
Los primeros días después de la intervención hay riesgo de infección. Por ello se proporciona un antibiótico para prevenirla, pero como es una zona húmeda se requiere una higiene muy minuciosa.
La pérdida de sensibilidad es la complicación más grave que puede tener esta cirugía. Por suerte, en manos expertas, este riesgo es muy pequeño.