Ninguna cirugía esta exenta de complicaciones, aunque la mamoplastia de aumento es una de las técnicas más seguras que hay.
En las primeras horas, hay un riesgo de acumular líquido alrededor de las prótesis que es lo que técnicamente se denomina hematoma quirúrgico. Esto pasa en las horas inmediatamente posteriores a la cirugía, cuando aún se está en la clínica, y se soluciona mediante una punción o evacuación.
Los primeros días hay riesgo de infección. Habitualmente se proporciona un antibiótico para evitarlo y se pautan unas curas sencillas.
A partir del primer mes y medio hay riesgo de contractura capsular. La contractura capsular o encapsulamiento es una reacción del cuerpo de la paciente a la prótesis. El 100% de las pacientes portadoras de prótesis crean una capa fina y elástica alrededor de ésta, lo que se denomina cápsula. Esta capa tiene como máximo 1 mm de grosor y permite el movimiento normal del implante. Hay pacientes que reaccionan de forma exagerada al implante y en vez de realizar una capa de 1 mm la hacen mucho más gruesa, provocando que la prótesis quede atrapada, se redondee e incluso que pueda subir. Esta reacción puede ser pequeña o ser muy grande, dejando la prótesis dura como una piedra. Es muy importante su diagnóstico precoz, porque nos permitirá determinar rápidamente el tratamiento y evitar su progresión. El tratamiento de la contractura pasa por unos masajes, unas pastillas, ultrasonidos e incluso, en el peor de los casos, una nueva intervención.